domingo, 25 de julio de 2010

Buenos Aires, la ciudad que habla

A veces caminar por Buenos Aires puede ser una larga conversación.  Entre semáforos, ollín, cartoneros, oficinistas apurados, mascotas y avisos publicitarios podemos leer entre líneas una serie de signos que se cruzan en nuestro camino. Algunos días susurran verdades, otros nos trasmiten la nostalgia de lo que fue aquella ciudad donde vivieron nuestros abuelos. Y muchas veces se nos imponen, como metáforas imposibles de dejar pasar.

Los puestos de diarios se despliegan por las veredas. Antiguamente suponían tener una justificación estética: vistos desde arriba pretendían simular un gran diario envuelto en un tubito, compuesto por un collage de diarios y revistas. Hoy parecen una consecuencia más de la producción social del hábitat, como una lógica que se perpetúa y pide a gritos que alguien escuche.

Mc Donalds y Burguer King nos saludan cada cierta cantidad de cuadras. Colores fuertes nos atraen desde afuera, pero nos repelen una vez que pasamos demasiado tiempo adentro. La dinámica del fast food consigue derribar las largas sobremesas argentinas.

La gente se junta a conversar en los cafés porteños. El cortado no es más que la excusa para ese reencuentro, esa charla distendida que se extiende una hora y media o dos. Hasta las grandes multinacionales debieron adaptarse al concepto argentino del cafecito: por eso, a diferencia de otras ciudades, nos ofrecen un amplio espacio para que podamos extender el encuentro más allá de lo que dure el consumo. Los vasos de cartón "to go" que llevan nuestro nombre de pila, por lo general no cumplen otra función que la de recordarnos que estamos tomando un "café cool". 

Kioscos por doquier, ventanitas que nos ofrecen un mundo más dulce. Aunque cada vez son más los "Open 25" que nos iluminan con su sponsor brillante y menos los tolditos que resguardan al kiosquero vecino que vende desde su hogar.

Graffitis y stencils decoran algunas paredes. Pintadas de amores, fútbol, rock y política. Alguna vez escuché decir que "si los medios son de los grandes oligopolios, las paredes son del pueblo". Tal vez lo leí en un graffiti.

Y así habla Buenos Aires, la ciudad de los signos. Claro que los signos son ambiguos, y parte de su encanto es la libre interpretación de los significados...

9 comentarios:

Joaquín Bilbao dijo...

A pesar de las fotos, muy buen post.

Hay que caminar más la ciudad y abrir los ojos para experimentar cómo los signos juegan con nuestras clasificaciones y categorías.

stephanie-* dijo...

Gracias. Y las fotos son de lo mejorcito del post, en serio. Me costó elegir entre el repertorio...

Fer Massa dijo...

Sonará chupa medias pero tanto post como fotos me gustaron mucho

Respecto a la ciudad, ¡qué lindo es caminar sin rumbo por Buenos Aires y descubrir cosas en las veredas y las paredes! Es algo que me fascina.

Y yo soy de los que siguen pensando que el café es sinónimo de charla, cuando es acompañado, o de lectura o escritura cuando es solo. Al to go no me acostumbré aun...

stephanie-* dijo...

Gracias Fer! Yo también, y eso que laburé 6 meses en un café to go...!

Julie dijo...

Genial!

Describir, mirar y capturar!

Me encantó!

Chelo Souto dijo...

Me encantó el post. Y las fotos son espectaculares.
Ultimamente me viene llamando la atención el nuevo estilo de arquitectura que va ocupando los barrios paquetos y no tan paquetos de la capital. Algo en mí resiste decirle especulación inmobiliaria - aunque algo de eso hay. Prefiero otro significado: ciclo.

Beso!

Anónimo dijo...

Yo solo quiero decir.... que durante 20 años de mi vida me la pasé criticando a Buenos Aires...
Pero por cuestiones laborales tras haber estado viviendo 3 meses en unos departamentos en alquiler por Palermo debo admitir que quede enamoradisima de la ciudad
muy bella, muy interesante...
es mi gran confesion

saludos

Anónimo dijo...

Yo solo quiero decir.... que durante 20 años de mi vida me la pasé criticando a Buenos Aires...
Pero por cuestiones laborales tras haber estado viviendo 3 meses en unos departamentos en alquiler por Palermo debo admitir que quede enamoradisima de la ciudad
muy bella, muy interesante...
es mi gran confesion

saludos

Ella dijo que sí dijo...

Nuestra gran confesión es que nos enamoramos de la foto de la florería. AUNQUE en realidad, las flores nos gustan más para estampados.
: )