miércoles, 24 de febrero de 2010

Semiótica improvisada: signos, Funes y café

Paramos cuando el semáforo está en rojo. Al ver humo a lo lejos sabemos que hay fuego prendido. Y al pasar a un baño público revisamos el dibujito estampado en la puerta para ver si es de “damas” o “caballeros”. Logramos vivir en este nivel de abstracción porque nos acostumbramos a ser parte de un mundo de signos: íconos, indicios y símbolos se impregnan en nuestra vida cotidiana. Pero pasan desapercibidos. Es que la terceridad contempla que pasen por delante de nuestros ojos un sin fin de procesos sin desentrañamiento alguno.

Escuché de una persona que no contaba con esta capacidad de descifrar signos. Ireneo Funes era su nombre. Funes el memorioso le decían. Porque contaba con una habilidad diferente: era capaz de recordar cada detalle, cada pensamiento, cada sensación. Ver una imagen, leer un texto, sentir un olor una única vez le era suficiente para recordarlos por siempre. Pero esto trajo ciertos inconvenientes para Funes: “Era casi incapaz de ideas generales, platónicas. No sólo le costaba comprender que el símbolo genérico perro abarcara tantos individuos dispares de diversos tamaños y diversa forma; le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente)”.

Funes estaba atrapado en la segundidad, no podía salir de ella. En cada percepción que tenía no lograba ver más que una singularidad, una particularidad. Llegar a cualquier tipo de conceptualización o mediación le era imposible. No podía comprender el desarrollo vital de los signos: la terceridad.

Hoy quiero agradecerle a Funes. Sin él probablemente no hubiera sabido nunca apreciar el valor de los signos. De formar parte de un mundo simbólico. Y de sentarme en un restaurant en una mesa lejana, levantar mi mano con los dedos en forma de “C” y que el mozo me traiga, sin palabras de por medio, un rico cortadito.

5 comentarios:

Joaquín Bilbao dijo...

Gran post y genial relato borgiano. Me encantan estos temas. ¡Quieros más!

Pero ojo, vivir en la abstracción también es un problema...

Ella dijo que sí dijo...

No estoy segura, pero creo que Steph tiene un groupie que no para de postear en todas las entradas. Qué cosa, che! Es tan fácil? Ya abrís un blog y tenés un fans club con merchandising, presidente y bla bla bang?
: )

stephanie-* dijo...

Bilbo: gracias! Y sí, vivir en la abstracción puede ser un problema. Pero la terceridad incluye a la segundidad y primeridad (de la misma manera que la segundidad incluye a la primeridad). Así que vivir en la terceridad significa tener la posibilidad de realizar abstracciones pero también distinguir singularidades y sensaciones.

Sabri: viste? No me puedo quejar... igual mi groupie también cumple función de inspirador ;)

Ceci Segovia dijo...

Jajaja!!! que graciosa Sabri!!! asi cualquiera se abre un blog!! jaja!!
Me gustó el post, me recuerda epocas facultativas pasadas! pero indudablemente lo que más me gustó es la referencia al cuento de Borges, muy bueno!! digno de ser releido...

Unknown dijo...

me gusto mucho Stefie.
Sigue asi y predigo exitos (horoscopo bazooka)
xx