Podríamos decir que hay tres niveles en los que uno puede apuntar a ser socialmente responsable:
1) La caridad, o el modelo asistencialista: eficaz en el corto plazo pero completamente insostenible en el tiempo. Intenta solucionar problemas graves de la manera más rápida posible, "tira un salvavidas". En el mundo en que vivimos sin duda es necesario un aporte caritativo para paliar ciertas urgencias, pero solemos abusar de este modelo.
La inequidad entre beneficiario y benefactor es marcada, y no hace más que perpetuar las relaciones de poder: el pobre seguirá siendo pobre y no podrá salir adelante sin la ayuda del rico... que nunca es suficiente.
Algunos piensan que es el único camino, otros no conocen otra manera de ayudar. Lo cierto es que es un nivel que, como sociedad, debemos ir dejando atrás de a poco para poder pasar a soluciones sustentables.
2) La solidaridad, o el modelo de empoderamiento: ofrecer oportunidades para que las personas en condiciones de pobreza salgan adelante por sus propios medios. Sigue el viejo lema "Dale un pez a un hombre y comerá un día; enséñale a pescar y comerá siempre". Es una opción mucho más sostenible a largo plazo, ya que permite que los destinatarios de las acciones solidarias cuenten con herramientas propias para encontrar una solución a su problema.
Por suerte cada vez son más las organizaciones que apuntan a este modelo, por supuesto mucho más complejo a la hora de planificar y ejecutar, y que requiere de una inversión mayor pero que a la larga vale la pena.
Sin embargo, solemos quedarnos en este nivel como si fuera el techo de las acciones posibles, cuando en realidad hay un límite marcado: "empoderar" implica que hay una persona que "da poder" y otra que "recibe poder". Muchas veces mediante este modelo nos olvidamos de que quienes dan también reciben y viceversa.
3) La paridad, o el modelo horizontal: como dice Paulo Freire "quien enseña aprende al enseñar, y quien aprende enseña al aprender". Es necesario un ida y vuelta entre quienes en el primer modelo llamábamos "beneficiario y benefactor" (obviamente esta caracterización no tiene sentido si hablamos desde la paridad, ya que ambos están dando y recibiendo a la vez). Para eso ambas partes deben plantearse desde un principio como socias o pares.
Es muy difícil de llegar aquí, y requiere cierta preparación por parte de la sociedad. Pero sin dudas es el modelo más enriquecedor para todas las partes, que al fin y al cabo terminan siendo una sola. Llegar a este nivel no es algo que se logra de un día para el otro, pero aspirar a que nuestras acciones se encaminen hacia él ya es un paso.
sábado, 17 de abril de 2010
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7 comentarios:
Bien, Stephy! Me parece importante recordar que responsabilidad social ciudadana empieza en cada pequeño acto nuestro. Pagar los impuestos como corresponde y remunerar dignamente el trabajo de las personas son algunos ejemplos. Redistribución de ingreso tiene que empezar en casa: cuando uno decide cuándo le paga a la señora que le viene a limpiar la casa, cuando se preocupa en que esa persona también pueda acceder a una obra social, a un plan de jubilación, a educación para sus hijos, a los planes sociales que corresponda. Está más al alcance de las manos de lo que uno puede imaginarse... En qué medida mejoramos nosotros el acceso de las personas que conocemos a los derechos que tenemos todos? Aunque sea compartiendo información, orientando? Siempre se puede empezar por algún lado.
Totalmente de acuerdo Chelín! Por algo se empieza.
De todas formas, mucha gente suele quedarse con eso sin hacer nada más, el frecuente comentario "yo pago los impuestos, cumplo mis obligaciones... del resto que se encargue el Estado". Por lo cual esta sección del blog apunta a dar un pasito más... el Estado tiene muchas obligaciones y raramente va a poder con todo, por eso creo que como parte de la sociedad civil deberíamos aportar con un plus.
Pero sin dudas, la RSC empieza en casa :)
Me gusta esto de ser socialmente responsable. ¡Tengo que aplicarlo más!
Muy buena cita de Freire. Coincido: el ida y vuelta es muy necesario.
A mi también me encantó la cita de Freire!!!! Genial como siempre Simonetto!
Coincido que el 3 sería el más recomendable, pero dada la brecha que se agiganta cada vez más en nuestro país, dudo que hoy se pueda llevar a cabo. Y lo peor es que dudo tambièn que podamos poner en práctica el 2, porque hace rato que los que toman decisiones vienen demostrando que las políticas a largo plazo no les interesan... Sí, medio pesimista lo mío, pero ojalá con el tiempo lo podamos ir cambiando y llegar a ese ansiado 3. Muy interesante el post.
Fer, tal vez no se pueda a nivel gobierno... pero desde lo micro (mis queridas organizaciones sin fines de lucro) se está logrando cada vez mejor :)
Eso es verdad, las ONG hacen un laburo muy importante...
Lástima que el Estado deje tantos baches ¿no?
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